FREAK – ULYSSE NARDIN
POR WEI KOH
TECHNICAL BEAUTY COMES AROUND: A RETROSPECTIVE OF THE ULYSSE NARDIN
FREAK X
Nadie en la década de 1970 habría podido predecir que los relojes mecánicos de pulsera verían una demanda tan imponente en 50 años. Si bien fue el genio comercial de un grupo estelar de individuos lo que mantuvo la viabilidad de los relojes mecánicos, fue la virtuosa destreza técnica de Ulysse Nardin la que impulsó una contrarrevolución que cambiaría para siempre la faz de la relojería.
Cuando la marca presentó el Freak en 2001, encendió una revolución en tres frentes —diseño, mecánica y materiales— sin dejar de estar arraigado en la tradición. Su diseño original, ideado por Carole Forestier-Kasapi, concibió el tourbillon como una forma completamente nueva de mostrar la hora. De hecho, su concepto de disponer de un movimiento giratorio rodeado por un enorme muelle había hecho que ganara el Premio de la Fondation Abraham-Louis Breguet en 1997, superando a Derek Pratt, el primer relojero inglés en incorporar un escape natural en un tourbillon. Bajo la dirección del Dr. Ludwig Oechslin, restaurador de relojes vaticanos, esa propuesta fue reconfigurada en su totalidad. Entre otras cosas, se reubicó el muelle en la parte trasera del reloj, bajo el tren de engranajes, otorgándole una reserva de marcha de una semana.
El Freak recibió su nombre porque guardaba poca semejanza con cualquier otro reloj jamás usado en la muñeca. Fue el primer reloj en el que la mecánica y la estética resultaron prácticamente indistinguibles, donde el diseño del movimiento se convirtió en un ejercicio extremo de estética. Marcó la primera vez que se deconstruyó un movimiento para expresar el tiempo por sí solo y, al hacerlo, se creó un lenguaje completamente nuevo —una celebración de la mecánica— que ha llegado a definir gran parte de lo que hoy encarna la relojería independiente.
Antes del Freak, la relojería era un depósito de tradiciones centenarias y los relojes servían únicamente para conectar emocionalmente con dichos legados. Generalmente, se construían de forma bidimensional, con el muelle y el volante ubicados en el mismo plano, en los bordes de una platina base, rematada con una esfera que era recorrida por las manecillas. El Freak, en cambio, sorprendió al mundo al desafiar y reconfigurar normas centenarias, aportando una profundidad intelectual que solo las innovaciones que inspiran asombro pueden provocar.
El Freak fue el primer reloj en el que se desarmó el movimiento para expresar el tiempo. El “tanque de gas” del reloj —su barrilete, que contiene el imponente muelle— ocupa el nivel inferior del Freak y está configurado para realizar una rotación completa cada 12 horas, funcionando también como indicador de horas. Luego, el puente principal transmite la energía del barrilete a lo largo del tren de engranajes, impulsando el corazón del reloj, el oscilador, que se encuentra en el puente y actúa como manecilla de los minutos, completando una rotación completa cada hora. Conforme la energía se propaga a través del tren de engranajes centelleante del Freak, alcanza el escape de doble rueda que se bloquea y desbloquea en cada ciclo, enviando un pequeño impulso vital al oscilador, haciendo que oscile primero en una dirección y luego en la otra, dividiendo el tiempo en fracciones de segundo. Y ahí reside la “anima” y el latido del Freak. Con el Freak, Ulysse Nardin fue la primera marca en el mundo en aprovechar la expresividad del arte de dar la hora, sin añadir capas superfluas encima del movimiento. En lugar de ello, se eliminan todo lo innecesario; es el movimiento el que nos da el tiempo. Por eso, el Freak fue el primer reloj en dejar de necesitar una esfera, manecillas o incluso una corona tradicional.
UN MANIFESTO PARA LOS FREAKS
Celebrando a aquellos individuos cuyas ideas han revolucionado el mundo, el Freak se erige como el reloj que encarna la libertad individual y el coraje de romper barreras.
El Freak es un símbolo para los que se atreven a ver lo que otros no pueden; es la manifestación de la rebelión creativa que transforma la percepción del tiempo en una expresión de arte cinético.
Desde líderes históricos como Gandhi, Martin Luther King o incluso iconos militares y artísticos, los “Freaks” han desafiado el status quo y han reconfigurado la realidad a su imagen.
Hoy, el Freak sigue siendo el reloj por excelencia para los pioneros, los inconformistas, los audaces y los libres de espíritu. Es el reloj para quienes se niegan a comprometer su individualidad y muestran al mundo que la verdadera revolución comienza cuando se deja volar la bandera del “Freak”.
EL LEGADO DEL FREAK
La historia del Freak se divide en dos épocas: antes y después del Freak. Lanzado en 2001, bajo el liderazgo visionario de Rolf Schnyder, el Freak fue el acto más iconoclasta de audacia en la historia de la relojería moderna.
Para la primera vez, un movimiento fue descompuesto para mostrar el tiempo en sí mismo. El corazón del Freak, con su escape innovador inventado por el Dr. Ludwig Oechslin, estaba fabricado en silicio, material que parecía sacado de la ciencia ficción.
Ahora, 22 años después, el mundo es recordado de su impacto eterno: un reloj que fue no solo el primer en romper las reglas tradicionales, sino el que inauguró una era de rebeldía horológica.
Cada concepto clave del reloj del nuevo milenio se remonta al Freak:
- La transparencia total para ver el movimiento.
- El movimiento como obra de arte, el motor que revela el tiempo.
- La transformación del tiempo civil en arte cinético.
“Antes del Freak, el oscilador siempre estaba en la parte trasera del reloj. El Freak fue el primero en poner el volante en el centro, casi como un hombre sosteniendo su propio latido para que el mundo lo viera”, señala Pruniaux.
El Freak no solo revolucionó la relojería, sino que transformó la forma en que entendemos y experimentamos el tiempo. Es una obra de arte cinética, pura en su expresión y un verdadero manifiesto para los que se atreven a ser diferentes.
No es solo un reloj; es un símbolo de libertad, creatividad y rebelión.
Porque, al final, es el movimiento el que nos da el tiempo. Y con eso, el Freak se erige como el reloj para los Freaks en todos nosotros.