REVERSO: HISTORIAS ETERNAS DESDE 1931 – JAEGER-LECOULTRE
Creado hace 90 años, el Reverso ha permanecido eternamente moderno, atreviéndose siempre a ser fiel a sí mismo, sin concesiones, a lo largo de nueve décadas marcadas por cambios sociales, nuevas tendencias y avances tecnológicos. En los últimos 30 años, gracias al renacer de la relojería mecánica y al florecimiento de los oficios artísticos, ha alcanzado un potencial que en el momento de su creación era inimaginable. Como ejemplo singular del diseño Art Déco, se ha convertido en un verdadero ícono. En 2021, Jaeger-LeCoultre rinde homenaje a un reloj de longevidad excepcional.
LA HISTORIA DE LA ARTESANÍA
El diseño del Reverso trajo consigo un beneficio inesperado. Aunque su reverso metálico liso fue concebido inicialmente como una solución funcional para proteger la esfera, rápidamente se transformó en una superficie ideal para personalizaciones mediante monogramas, escudos o mensajes grabados, esmaltados o lacados. El propietario puede mantener esta decoración como un tesoro personal, oculto, o bien girar la caja y hacer del reverso su nueva cara visible.
Entre los ejemplares de los años 30 que conserva el museo de Jaeger-LeCoultre se encuentran un Reverso decorado con el emblema del British Racing Drivers Club, otro con el escudo de armas del Eton College y un modelo de 1935 que conmemora el vuelo récord de Amelia Earhart desde Ciudad de México a Nueva York. En la India, el Maharajá de Karputala encargó 50 relojes Reverso, cada uno con un retrato en miniatura esmaltado de su esposa en el reverso de la caja. Aunque se cree que estas piezas se han perdido, relojes Jaeger-LeCoultre conserva un Reverso similar, datado en 1936, con un retrato de otra belleza india, que se presume es Kanchan Prabha Devi, Maharani del Estado de Tripura.
Desde mediados del siglo XX, con el auge de un gusto más minimalista que rechazaba la ornamentación, las artes decorativas tradicionales como el esmaltado, la pintura en miniatura y el guilloché comenzaron a desaparecer, y sus técnicas se perdían junto con la generación de artesanos que las dominaba. Afortunadamente, el renacer de la relojería mecánica en los años 90 despertó un renovado interés por estos oficios, justo antes de que se extinguieran.
En 1996, la Maison presentó sus primeras piezas decoradas con esmalte grand feu en tiempos modernos. Realizadas por Miklos Merczel —exrelojero de Jaeger-LeCoultre y fundador del taller de esmaltado de la Manufactura—, este conjunto de cuatro Reverso reproducía en miniatura obras del maestro del Art Nouveau, Alphonse Mucha. Desde entonces, el esmaltado se ha convertido en una firma distintiva de la colección Reverso, y Jaeger-LeCoultre sigue siendo una de las pocas Manufacturas con un taller de esmalte propio.
A los esmaltadores se sumaron grabadores, engastadores y maestros del guilloché, todos reunidos finalmente en un gran estudio en 2016, con la creación del Atelier des Métiers Rares®. A medida que se comprendía el potencial del Reverso como lienzo artístico, estos artistas comenzaron a crear decoraciones cada vez más espectaculares y elaboradas. Modelos de Alta Joyería han lucido diamantes baguette engastados de manera invisible sobre toda la caja; el brazalete tipo cordonnet ha sido reinterpretado completamente en diamantes; y los reversos se han transformado en deslumbrantes superficies de diamantes con engaste tipo “nieve”.
Tal como lo demuestran las últimas creaciones artísticas del Reverso, las posibilidades creativas parecen no tener límites.
ACERCA DEL REVERSO
En 1931, Jaeger-LeCoultre lanzó un reloj destinado a convertirse en un clásico del diseño del siglo XX: el Reverso. Creado para resistir la dureza de los partidos de polo, sus líneas Art Déco y su caja reversible única lo hacen uno de los relojes más reconocibles de todos los tiempos. A lo largo de nueve décadas, el Reverso se ha reinventado constantemente sin comprometer su identidad: ha alojado más de 50 calibres distintos, mientras que el reverso metálico de su caja se ha transformado en un lienzo para la expresión creativa, decorado con esmalte o grabados. Hoy, a 90 años de su nacimiento, sigue personificando el espíritu de modernidad que inspiró su creación.
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