Le Brassus, 31 de mayo de 2024 – Tras la estel de las series Royal Oak Arcoíris Automático lanzados en 2022, la Manufactura de Alta Relojería suiza Audemars Piguet sigue explorando engastes de lo más creativos. Este año, la Manufactura presenta dos modelos Royal Oak Automático de 41
mm completamente engastados con un motivo de camuflaje que se extiende de la esfera a la caja y el brazalete. El motivo está compuesto por 861
gemas de talla baguette en un degradado de tonos azules o en tonos verdes, marrones y negros, toda una primicia en el sector. Cada una de las piedras ha sido meticulosamente seleccionada y tallada a medida para obtener una armonía perfecta entre los diversos componentes y dar lugar a una original composición de colores. En un diálogo creativo entre la Alta Relojería y la Alta Joyería, estos relojes abren nuevas posibilidades estéticas para la Manufactura.
UN DISEÑO DE CAMUFLAJE INÉDITO
Desde su fundación, la Manufactura no ha dejado de expandir los límites de la artesanía, innovando con una estética de vanguardia con multitud de formas, colores, y técnicas de acabado y engaste. Este año, explora las posibilidades creativas de los motivos de camuflaje, vistos por primera vez en Audemars Piguet en 2018 en las correas de caucho de los modelos Royal Oak Offshore. Aunque el departamento de I+D de AP ha presentado nuevos materiales polícromos con un motivo similar a principios de año, la Manufactura vuelve ahora a reinterpretar este diseño
emblemático mediante el engaste.
El diseño de camuflaje de los dos nuevos modelos Royal Oak Automático de 41 mm está formado por 861 gemas de colores de talla baguette que abarcan por completo la caja, el brazalete y la esfera. El primer reloj se adorna con un degradado de zafiros azules y topacios azules suizos (~44,32 quilates), mientras que la segunda Referencia reúne zafiros negros, tsavoritas intensas y claras, y cuarzos ahumados (~39,91 quilates) en una armoniosa tonalidad de verdes, marrones y negros.
A la hora de diseñar estos dos relojes, ha sido esencial encontrar las piedras, los colores y los contrastes idóneos cumpliendo los estrictos criterios de color, claridad y calidad de Audemars Piguet. Cada una de las gemas se sometió a un proceso exhaustivo de control de calidad. Tras una rigurosa selección efectuada por el proveedor, Audemars Piguet se encargó de realizar una comprobación adicional para garantizar la armonía global. Finalmente, un laboratorio externo ha verificado la pureza y la naturaleza gemológica de todas las piedras.
«Para crear un efecto de camuflaje armónico que pudiera repetirse a lo largo del reloj, hemos seleccionado cuidadosamente una variedad de gemas, entre ellas algunas raramente empleadas en la industria de la relojería. El uso de tsavoritas, cuarzos ahumados y zafiros negros en el reloj verde y topacios azules suizos combinados con zafiros azules en el azul nos ha permitido enriquecer la paleta cromática y lograr unas gradaciones más sutiles. Por último, el engaste invisible realza el tono de cada una de las gemas, con un efecto de volumen y profundidad.»
Samira Ribeaucourt
Gemóloga, Audemars Piguet
EL ARTE DEL ENGASTE INVISIBLE
Para armonizar las gemas de colores con la arquitectura de la caja, el brazalete y la esfera del Royal Oak, se han tallado una por una en baguettes de 179 tamaños distintos. Luego se han pulido a mano para darles ángulos afilados y nítidos. Tan importante como la calidad y la claridad de las piedras, también lo es la calidad intrínseca de su talla. Estas deben ser nítidas a la lupa (es decir, sin inclusiones perceptibles con lupa de diez aumentos), pero además sus líneas y facetas escalonadas deben ser simétricas y estar alineadas para permitir el paso de la luz.
La Manufactura ha elegido la compleja técnica del engaste invisible para la esfera, los eslabones del brazalete y algunos de los elementos de la caja.
En las piedras de talla baguette se han practicado con delicadeza minúsculas hendiduras, y a continuación las gemas se han encajado meticulosamente una a una en un raíl oculto incrustado en el componente de oro, utilizando el mínimo material posible, para dar la impresión de sostenerse por sí solas. La complejidad también radica en la consecución de la alineación perfecta, una tarea de gran exigencia y precisión
extrema.
Solamente la esfera está recubierta con 152 gemas de 28 medidas, toda una proeza técnica, dada la delgadez de la platina de oro que las sostiene. Para darles todo el protagonismo, se han omitido los índices, y tanto la firma «Audemars Piguet» como la inscripción «Swiss Made» se han estampado discretamente en blanco en la parte inferior del cristal de zafiro.
El engaste invisible ha influido en todo el proceso de fabricación de la esfera y los eslabones del brazalete, desde la construcción y la manufactura precisa hasta el acabado. Los equipos técnicos y de engaste han colaborado estrechamente durante todas las fases de producción para elevar la creatividad a nuevas cotas, siempre fieles a los códigos estéticos de la colección, además de a sus propiedades de hermeticidad, fiabilidad, robustez y reparabilidad.
CALIBRE AUTOMÁTICO DE ÚLTIMA GENERACIÓN
Los dos relojes incorporan el Calibre 4309, el último movimiento automático con horas, minutos y segundos de este diámetro desarrollado por la Manufactura. La indicación de fecha se ha omitido para dar mayor protagonismo al engaste de la esfera. El movimiento está provisto de un mecanismo patentado que aporta estabilidad y precisión de ajuste. Además, su generoso diámetro de 32 mm permite disfrutar de una cronometría óptima, y su reserva de marcha de mínimo 70 horas resulta ideal para el estilo de vida contemporáneo.
La masa oscilante de oro rosa de 22 quilates rodiado del movimiento y sus emblemáticas decoraciones de Alta Relojería, como «Côtes de Genève», satinado, graneado circular y achaflanado, se pueden contemplar a través del fondo de cristal de zafiro.
UN LEGADO DE PIEZAS DE ALTA RELOJERÍA
Desde su creación, Audemars Piguet ha colaborado con varias prestigiosas marcas de joyas, como Tiffany, Cartier, Oscar Heyman y Bvlgari para albergar sus movimientos en exclusivas creaciones de Alta Joyería. Desde finales del siglo XIX hasta la década de 1970, era frecuente que la Manufactura vendiera el movimiento y la esfera al joyero, que se ocupaba del diseño exterior del reloj y lo firmaba antes de venderlo a través de su red. Al principio, los diamantes y las gemas de colores como rubíes, esmeraldas y zafiros se empleaban con frecuencia para embellecer las
creaciones femeninas. Con el tiempo, las gemas se incorporaron en una amplia gama de diseños.
En los años sesenta y setenta, se desarrollaron relojes creativos con esferas de piedra natural, como ojo del tigre, lapislázuli, aventurina, granate grosularia, ópalo, ónix, rubí, amatista y jaspe, entre otras. En ocasiones, a estas esferas coloridas se les sumaban otras gemas en la caja y el brazalete.
En la década de 1980, la creciente tendencia de los relojes con brazaletes soldados llevó a Audemars Piguet a abrir su propio taller de joyería, a cargo de una selección de expertos. Aunque la Maison siguió trabajando en estrecha colaboración con joyeros externos, los relojes engastados se fabricaron cada vez más de manera interna. En las décadas posteriores, la Manufactura creó relojes joya expresivos y únicos, a menudo con conjuntos de joyería a juego. Estas creaciones exclusivas condujeron al desarrollo de la colección Alta Joyería de Audemars Piguet en 2013.
Con piezas distintivas como la trilogía Diamond (2015-2017) y Orbe de Zafiros (2019), esta colección rompió los códigos tradicionales del engaste relojero. El engaste no se ha limitado a estas creaciones únicas de Alta Joyería, sino que hoy impregna las colecciones de Audemars Piguet. Algunos modelos presentan un bisel engastado con, entre otros, diamantes, esmeraldas, rubíes, zafiros, amatistas o piedras color arcoíris, mientras que otros están engastados completamente con diamantes o piedras de colores, una tendencia que culminó con el lanzamiento de las series Royal Oak Arcoíris Automático en 2022. Las dos series, disponibles en 37 mm y 41 mm, están compuestas por diez relojes de oro blanco, cada uno de ellos engastado con una gema de color de talla baguette distinta, de tal modo que entre todos forman un arcoíris.
Cada uno de los relojes posee unas 800 piedras exactamente de la misma tonalidad, seleccionadas y talladas a medida meticulosamente para ofrecer colores intensos y puros. Partiendo del amplio legado de relojes de Alta Joyería de la Manufactura, los dos nuevos relojes Royal Oak Automático de camuflaje siguen combinando las técnicas ancestrales con un diseño de lo más contemporáneo, elevando a nuevas cotas el arte del engaste y la relojería.
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