ROLEX, UNA GENIALIDAD EN CINCO LETRAS
El 2 de julio de 1908, Hans Wilsdorf presenta y registra oficialmente la marca «Rolex» en Suiza, hito que marcaría el inicio de la exitosa carrera de la empresa.
Hans Wilsdorf, emprendedor visionario, era una persona avanzada a su tiempo en materia de
propiedad intelectual. Con sus tres consonantes y sus dos vocales, la palabra «Rolex» realmente
responde de forma destacable a todos los criterios que, todavía hoy, conforman el éxito de una
marca.
SORPRENDENTE MODERNIDAD
Los criterios que se impuso Hans Wilsdorf en la elección de la palabra «Rolex» eran de una
sorprendente modernidad. Quería un nombre:
• corto, de cinco letras como máximo;
• fácilmente pronunciable en todos los idiomas;
• que suene bien al oído;
• fácil de memorizar;
• que se inscriba con armonía sobre la esfera y el movimiento de sus relojes.
UNA INSPIRACIÓN FORTUITA
Hans Wilsdorf había barajado diversas soluciones antes de dar, un día, por casualidad, con la
inspiración que necesitaba: «Intenté realizar todas las combinaciones posibles con las letras del
alfabeto y el resultado fue que, al cabo de cierto tiempo, tenía cientos de nombres a mi disposición,
pero ninguno de ellos me satisfacía», recordaba en un discurso pronunciado el 2 de julio de 1958
durante la celebración de los 50 años de la marca Rolex. «Una mañana, sentado en la imperial del
ómnibus —tirado en aquel entonces por caballos— que me conducía a lo largo de Cheapside, en
la ciudad de Londres, un genio bueno me inspiró: “Rolex”». El 2 de julio de 1908, Hans Wilsdorf
depositaba y registraba oficialmente la marca «Rolex» en Suiza. Hoy día, está registrada en todo el
mundo.
AUMENTAR SU VISIBILIDAD
Una vez depositada y registrada su marca, a Hans Wilsdorf le quedaba otro gran reto por delante:
convencer a los comerciantes de que vendiesen relojes en los que figurase el nombre «Rolex».
Efectivamente, en aquella época, cada distribuidor deseaba que su propio nombre figurase en las
esferas y no quería que el público conociese al proveedor o al fabricante. Por tanto, Hans Wilsdorf
procedió paso a paso: «Para empezar, hice incluir el nombre “Rolex” en un reloj de cada caja de
seis, esperando que ese único reloj pasase desapercibido y se vendiese igualmente a pesar de llevar el nombre. Poco a poco, me fui atreviendo a incluir el nombre en dos piezas y, después de varios años, en tres piezas», relataba el empresario en sus escritos.
En 1926, año del lanzamiento del Oyster, el primer reloj de pulsera hermético del mundo, Hans
Wilsdorf tomaba la decisión de no volver a producir nunca más un reloj que no llevase el nombre
«Rolex» en la esfera, la caja y el movimiento. «Rolex» se convirtió, desde entonces, en una marca
relojera en toda regla.