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HANS WILSDORF, VISIONARIO POR EXCELENCIA

HANS WILSDORF, VISIONARIO POR EXCELENCIA

De pocas personas se puede decir que han sido de su tiempo y, a la vez, adelantadas a su época. Sin embargo, eso es precisamente lo que fue Hans Wilsdorf (1881-1960), emprendedor visionario y fundador de Rolex. Este hombre innovador, atípico y prolífico transmitió un inestimable legado a la relojería en general y a Rolex en particular.

Resulta imposible imaginar hoy en día un mundo en el que un objeto tan familiar como el reloj de
pulsera no tuviese cabida. Sin embargo, ese era el caso en 1905. Pero los tiempos estaban
cambiando, igual que los estilos de vida y los códigos de vestuario. Con solo 24 años de edad y
convencido de «que el reloj de pulsera ofrecía grandes posibilidades en un país deportivo como
Inglaterra y sus colonias», Hans Wilsdorf estaba decidido a crear un reloj de pulsera tan robusto y
fiable como el reloj de bolsillo que se utilizaba por aquel entonces.

La tarea no era sencilla: se trataba, para empezar, de llevar la precisión cronométrica a un nivel sin
igual y en una caja de proporciones reducidas que se pudiese portar en la muñeca. No obstante,
recuerda, «en aquel momento, no solamente aún no se había adoptado esta moda, sino que incluso
era motivo de burla, […] los relojeros de todos los países se mostraban escépticos y presagiaban
un fiasco total del reloj de pulsera».

CREATIVIDAD Y CONVICCIÓN

Gracias, sobre todo, a la audacia y la determinación inquebrantable de Hans Wilsdorf, el reloj de
pulsera se impuso en todo el mundo. Esta revolución situó a la marca Rolex a la cabeza de la
escena relojera, lugar que sigue ocupando después de más de un siglo.

Ya en 1914, en una carta extraída de la abundante correspondencia que mantuvo durante toda su
vida, Hans Wilsdorf proclamaba: «Queremos ser los primeros en este sentido, ¡y Rolex deberá ser
considerada como la única y la mejor!».

Efectivamente, Hans Wilsdorf no solamente dio forma a nuestra percepción del reloj de pulsera,
convenciéndonos de su utilidad y de su potencial, sino que además convirtió a Rolex en una
referencia en el ámbito de la relojería de alta gama, preconizando valores atemporales: calidad,
pasión y excelencia. En la actualidad, este mismo espíritu marcado por el entusiasmo y la
perseverancia, así como por una concepción orientada hacia el futuro, mueve cada uno de los
talleres de Rolex, cada laboratorio de investigación y cada departamento, y persiste así a través de
los tiempos en aquello en lo que Hans Wilsdorf tenía fe desde el principio: «Originalidad y calidad,
[tal ha de ser] nuestro eslogan para el futuro en todos los países». O también: «Cada reloj [Rolex]
deberá ser un embajador de calidad».

IMPULSO VITAL Y ESPÍRITU DEL TIEMPO

El inmenso talento de Hans Wilsdorf para captar el pulso y el ritmo de su tiempo, responder a él con
una agilidad y una capacidad de reacción incomparables y adelantarse a las necesidades de los
usuarios de relojes fue lo que originó grandes novedades, tanto para la marca como para el conjunto
de la industria relojera: desde los primeros boletines de cronometría concedidos a los relojes Rolex
hasta el Oyster, primer reloj de pulsera hermético del mundo; desde el rotor Perpetual hasta los
modelos Profesionales… Un talento que Hans Wilsdorf explicaba así: «Rolex deberá esforzarse
siempre por actuar y ver las cosas de un modo diferente a los demás. Mi fuerza es hacerlo así».

Esta inquebrantable iniciativa empresarial y de innovación se percibe en todos los ámbitos
vinculados al desarrollo de una marca relojera, ya se trate de propiedad intelectual —y de la sabia
idea de concebir, patentar y registrar, ya en 1908, la marca «Rolex»— o de estrategias de
vanguardia en materia de publicidad, comunicación y apoyo a largo plazo a diversas actividades
deportivas o culturales.

VISIONES Y VALORES

 

Manteniéndose escrupulosamente fiel a los valores tradicionales que tan importantes eran para él,
siempre aferrado al presente y al mismo tiempo centrado en el futuro, Hans Wilsdorf logró crear una
marca verdaderamente atemporal, clásica y contemporánea al mismo tiempo. Con más de 70 años,
Hans Wilsdorf mostraba la misma fuerza vital que en sus inicios: «Tengo más de 75 años y, sin
embargo, aún estoy repleto de entusiasmo por la causa relojera, a la cual contribuyo regularmente
con mis aportaciones».

Si tuviese que transmitir un mensaje hoy sería, sin duda, el mismo que antaño: «Hay que avanzar.
[…] Hace falta valor y una firme voluntad de lograrlo». Pero, sobre todo: «Que el resultado de tu
trabajo sea bello».